Un racimo exprimido no es un desecho. Es riqueza, trabajo, pasión. Nosotros capturamos el alma y le damos una nueva forma. De materia se transforma en alcohol.
Cosmética, higiene, limpieza, alimentos. El alcohol es un factor indispensable de nuestras costumbres, de nuestra vida cotidiana. No solo es alma. También es belleza.
Un grano exprimido ha perdido su corazón líquido pero no su fuerza. Todavía es una fuente de nutrimento para el hombre y para el medio ambiente. ¿Quién se lo podía imaginar?
El hollejo también es energía. Renovable, biológica, segura. Es calor que nos calienta, es luz que nos ilumina, es electricidad que nos ayuda. Es riqueza para toda la comunidad.
Para nosotros el trabajo lo es todo. Nos da el sentido de nuestra dimensión, nos lleva a ponernos cada día en tela de juicio, regala esperanza para nuestros hijos. El trabajo es comunidad, es responsabilidad. Es futuro.
Un recurso y un bien que hay que preservar. Todo lo que desechamos lo depuramos, para estar seguros de que el medio ambiente que nos rodea esté siempre protegido. Que la vida esté protegida.

